A Thanatos:
Cuando la
luz del sol no roce mi adentro, que el fluctuar de mis letras me sirvan de
escape, en la ilusión de grandeza que antes cautivó ahora solo se ven los hilos
con los que el narcisismo mueve la ignorancia, y la madera, que ayer sostuvo en
alto el pecho orgulloso, hoy golpea el rostro, inseguro, que reflejado en
sucios espejos ansia dibujarse en el brillo de una hoz. Débiles piernas
fantasean coordinarse con el vals del vestido flotante que, de lejos, danza
cambiando de pareja. Cuerpo, se cansa de equilibrarse en las pequeñas plantas
de sus pies para ver un horizonte vacío pudiendo ver un cielo estrellado
reposando sobre su ancha espalda.
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