No hagas preguntas
Al volver no encontrarás un vestido que haya tejido cada día y destejido cada noche. No hallarás un lecho empolvado, ni estará frío el colchón. Quizás en mi cuaderno leas palabras que describen otras bocas y al dormir sobre mi pecho notes nuevas cicatrices. Puede que al verte en mi espejo percibas el eco de otros cuerpos o que al tocar otra vez mis labios se te antojen desgastados.
De ser así, no me pidas que te cuente qué me distrajo de tu ausencia, quién ha secado mis lágrimas, qué saliva ha hidratado mi piel o cuántos gemidos arroparon mis sábanas. No preguntes con quién entrené el beso que para ti he perfeccionado, quien me llevó al lugar donde hoy te leo está carta o quién me mostró la canción que ayer te dediqué.
Al volver no te sientas ajena a mi alcoba pues tú foto permanece intacta en la pared , los fantasmas que en ella se alojaron desaparecerán con tu presencia y cualquier retrogusto en mis labios se esfumara al rozar los tuyos.
No puedo jurar que como un célibe he esperado tu regreso... Pero puedo verte a los ojos y decir que por cada verso escrito a otra hay diez que hablan de ti. Que otras presencias solo exaltaron tu recuerdo. Que me imaginé contigo al recorrer nuevos senderos. Que soñaba con tu tacto al esconderme en otra piel. Que si otras manos me envolvieron, en mi alma no han dejado huella alguna. Que otros abrazos han sido solo un placebo para calmar el síndrome de abstinencia que ha causado la distancia. Puedo jurarte todo aquello, pero júrame nunca preguntarme si lo disfruté.
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