¿puedo?





 - ¿Puedo?

- Puedes.

- no he hecho esto antes.

- lo sé.

Era el licor quien impulsaba mi andar y sus besos quienes marcaban el camino, su respiración en corcheas y mi corazón en semi fusas, su sonrisa  acrecentaba mis nervios ante cada prenda que dejaba de estorbar.

- ¿Puedo?

- puedes.

- tengo nervios.

- respira.

Sus ojos llovían y su sexo diluviaba, su caricia en mi cuello hacia arder mi piel pero helaba mis entrañas y  cada palabra susurrada entre risas arqueaba mi espalda. 

- ¿Puedo?

- puedes.

Cada atisbo de placer en la ingle esfumaba mis miedos, cada nueva textura que le presentaba  a mis dedos, cada nuevo olor y sabor que guarda en mi memoria, cada rincón que ya no era oscuro y cada sonido que ya no era un misterio me hacían saber experto en el oficio.

- ¿puedo?

- shhh...

Al final, otra vez risas, caricias maternales y sus dedos enredándose en mi cabello , ya no escuchaba su respiración, pero si el decrescendo de sus latidos a un palmo de oído, los nervios habían vuelto, ya no debía contener mi llanto, solo mis dudas y mis palabras, no sería yo quien rompiese el silencio. 

- ¿Podía?

- no debíamos.

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