Segundo grito:
07 - 04 - 21
La elijo, a las malas, porque aunque
nada de ella conozco tampoco conozco más que de ella. La elijo por temor a
aquello que desconozco, porque jamás he escuchado el silencio absoluto, porque
no sé mover mi alma sin el peso de mis carnes, porque ni aun cerrando mis ojos
he logrado ver la nada. Elijo la vida porque odio mis adentros y cuando esta se
agote no veré más hacia afuera, porque el infierno me asusta y el vacío me
aterra, porque le temo a al olvido y a la banalidad, por miedo a el frio de la
madera y la soledad bajo tierra.
Y si por camino he de elegir la
vida, maquillaré de fiesta sus grises, cubriré con algodón sus espinas,
endulzaré sus venenos, me desviaré de sus más duros senderos, aunque a ningún
lado llegue, y a través de ellos me dejaré tentar de los demonios que me cruce,
sucumbiré sumiso a aquellos placeres que alivianen mi pellejo; a escribir un
mal poema y a leer uno bueno, a la cómoda torpeza que me regala el licor, a las
noches que se convierten en anécdota y a las que debo fingir que no ocurrieron,
al tierno beso de ella y al furtivo de algunas otras, a perderme en otras miradas para no mirar mi
espejo, al sexo de mis súcubos y a las pasiones de mis musas.
usted que me lee invíteme un trago
que yo le compartiré de mi llanto, si ve en mi alguna virtud hábleme de ella
que llevo tiempo buscándola, ayúdeme a escapar de la soledad que yo mismo me
creo, de los barrotes de timidez que me tapan el paisaje, del látigo de juicios
con el que golpeo mi espalda y de esa muerte que vestida de deseo me seduce
cada noche.
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